Nunca dejes de soñar

¡Hola a todas!

Hoy es mi turno de sustituir a Xènia en su recién estrenada maternidad. Dejemos que descanse  y se relaje todo lo que su pequeña princesa le deje. Y sobretodo que disfrute de cada momento con ella.

¡Os deseo la máxima felicidad chicas!

Por si no sabéis quién soy, me presento: soy Núria, aunque algunas igual me conocéis por Nunusite, ya que ese es el nombre bajo el que suelo presentar mis proyectos de scrap y handmade.

Mi entrada puede que sea un tanto distinta a lo que esperabáis, pues mi experiencia con la maternidad no es lo que debería ser…

Os advierto que esto va a ser un pelín más duro.

De hecho voy a empezar mi entrada por lo que podría ser el final:

No tengo hijos

Pero estuve a punto de tenerlos.

Tres veces.

Tres veces mi corazón se ha llenado de amor hasta niveles infinitos y tres veces me lo han arrancado para destrozarlo en mil y un pedazos.

Tres veces he sentido el dolor más profundo que alguien puede sentir.

Tres veces he pasado por aquello que ninguna mujer debería pasar jamás.

Mis hijos se fueron a las 8, a las 16 i a las 7 semanas. A los 2, a los 4 y a al mes y medio.

No entraré en detalles de como pasó, pues no es algo que me parezca necesario, pero llegué a estar muy enferma, y sigo aquí gracias a uno de mis pequeños que se fue y me salvó.

Lo que sí os contaré son mis sensaciones. Porque sé que no soy la única y este tema sigue siendo tabú.

No es algo que la gente quiere que le expliques.

Es algo que crees que jamás va a pasar, algo que crees imposible. Algo que nadie te cuenta que puede pasar.

En el momento que ves el positivo del test te imaginas a tu hijo en brazos, como será su carita, sus manitas, sus pies… tu vida empieza a convertise en algo que vivirás con esa criaturita, todos tus planes empiezan a incluirle. Toda tu persona se vuelca en ese ser que crece en tu interior, tú te transformas.

Tu mundo se transforma.

Y cuando todo se quiebra crees que jamás podrás salir de ese oscuro pozo, todas tus amigas embarazadas, todo en las redes sociales son bebés. Echas cálculos y tu pequeño/a tendría x meses, x años, sería el mayor… Iba a ser el primer bebé entre tus amigas, el primer bebé en la familia, el primer bebé en tu equipo de trabajo… Y al final todos han cumplido su sueño.

Todos menos tú.

Sentimientos de todo tipo te invaden: tristeza, pena, ira, rabia, envidia, celos, alegría, felicidad por ellos… todo se entremezcla en un huracán de emociones que no pueden controlarse por más que quieras.

¿Por qué ellos sí y tú no?

Pero por suerte el tiempo pasa, y las heridas se curan… más o menos.

La vida cambia, y yo he aprendido tanto… He cambiado tanto…

Esto me ha hecho mejor persona, y ahora soy más feliz.

Hubo una ocasión en que estuve tan al límite entre la vida y la muerte que una vez recuperada decidí que escogía vivir.

Y ahora vivo.

Cambié mi vida. Quité de ella a quien me falló, a quien me demostró que no me quería, pospuse mi sueño, hice scrap, me dejé llevar, me enamoré de nuevo…

Repito:

Ahora vivo.

Y ahora sueño.

Y se que seré madre, aunque en realidad creo que ya lo soy, pero mi bebé aún no está conmigo.

Soñar es importante.

Hay que soñar a lo grande.

Un beso y un abrazo muy fuerte a todas: a Xènia, a Dúnia, a mis amigas que tanto me apoyaron, a las que sois mamás, a las que aún no, a las que no podéis, a las que no queréis y a las que habéis pasado experiencias parecidas a la mía.

Nunca dejéis de soñar.

Nunca dejéis de vivir.

Núria.